“Yo siempre he sido un soñador, desde que estaba pequeñito, vale. Como a los 27 ya soñaba con comprarme mi propia ropa, mis propios zapatos y hasta un televisor” decía un Gerardo lleno de vida, mientras se acomodaba el peluquín para tomarse un “selfie” con teléfono prestado.

Los padres de Gerardo, Luis Ramón y Mercedes, sienten que su joven hijo está cerca de lograr su meta. “Ese carricito siempre fue así, un idealista. A los 45 también intentó comprarse una bicicleta pero no pudo. Él está muy alegre de que le hayamos durado tanto, ¿verdad mijo?”.

Gerardo es parte de una generación de venezolanos que anhelan la independencia familiar. “Algún día lo voy a lograr. He ahorrado muchísimo pero no sé qué pasa que cada vez que intento alquilar una habitación, vale mucho más. Pero ahora es que me queda vida, todavía soy un pavo” exclamó mientras le sacaba a su mamá de la cartera la plata de la pensión para comprar un remedio contra la artritis.