Esta mañana, el joven Gilbertico Moreno, de tan solo ocho años, quedó marcado de por vida con un trauma que lo mantendrá en terapia por el resto de sus años. En horas de la madrugada entró por sorpresa y sin tocar la puerta al cuarto de sus padres, donde los encontró en medio de un horripilante acto: viendo La Casa de Alofoke.