Las fuertes especulaciones ante un posible aumento de la gasolina, la cual pasaría de 0.50 a 0.75 céntimos el litro, se convirtió en la señal celestial que Reinaldo Cardona necesitaba para ignorar su corazón, escuchar su bolsillo, pero sobretodo, dejar de pensar con la cabeza del glande, finalmente decidiendo no echarle los perros a su crush de Guarenas.