El caraqueño Manuel Ferreño, de 22 años, partió de su país con una maleta llena de sueños y dólares que no le aceptaron buscando un país donde lo traten con dignidad y sin jurungarlo en alcabalas, y en el aeropuerto se consiguió con su amigo de la infancia Fernando Manzano, quien regresaba de Perú buscando que en Venezuela sí lo traten como un ser humano.

Aprovechamos que nuestro pasante subpagado se rebusca prostituyéndose en Maiquetía para que chismeara la conversación de los 2 migrantes: “¡Manuel!, años sin verte, yo estoy regresando con mi familia en Maracay porque en Lima me trataron muy mal, no me dieron papeles y luego se quejaron de que era un venezolano sin papeles, luego me obligaron a comer Cuy a la vinagreta y de paso me pegaron este acento, pe, causa. En Maracay no tendré nada pero al menos mi familia y mis 3 novias me cuidan”, dijo Manzano a Ferreño, el cuál respondió: “¡Que vaina!, bueno yo justo me estoy yendo a Buenos Aires con mi familia que emigró hace años, es que aquí en Venezuela me trataron muy mal, los policías me quitaron mis ahorros por verme cara de gafo, me obligaron a comprarles un pollo asado y se paso me pegaron este acento, ciudadano. En Buenos Aires no tengo un coño, pero al menos mi familia y Julián Álvarez me cuidan”, concluyó Manuel Ferreño, quien posteriormente tuvo que comprarle un pollo asado a los policías de Maiquetía.