Chavista reflexiona sobre la lucha de clases y la repartición equitativa de bienes desde mansión en Los Roques

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Chavista reflexiona sobre la lucha de clases y la repartición equitativa de bienes desde mansión en Los Roques

En una extraña divagación que no sabe si atribuirle al whisky 21 años, a la langosta, a algún efecto secundario de la vacuna contra el coronavirus que justo recibió ayer o a una mezcla de todo esto junto,  Giovanni Carrillo, enchufado de gran reconocimiento en el mundo de los guisos locales, efectuó hoy una larga contemplación reflexiva sobre la lucha de clases y las bases del Estado justo bajo la óptica del socialismo marxismo desde la terraza de su mansión de seis pisos en Los Roques.

Carrillo conversó sobre sus pensamientos profundos con nuestro pasante subpagado, luego de que se ofreciera a pagarle un pasaje para tener quien prestara oído a sus reflexiones socioeconómicas en el archipiélago: “He estado pensando mucho en la teoría de la lucha de clases, ¿sabes? ¡Qué injusto que aquellos en los más bajos eslabones tengan que sacrificar tanto tiempo y dinero y esfuerzo en sobrevivir, y no te digo todo lo que tienen que hacer para poder ascender socialmente! Las grandes estructuras del capitalismo se lo ponen difícil, al que está pelando bola. Eso me hace sentir que estoy del lado correcto de la Historia, ¿me explico? Leer Marx en mi jetski me hizo reflexionar sobre lo feliz que soy siendo un verdadero socialista, colaborando con la construcción de esa sociedad más justa que todos queremos. Yo, por lo menos, sí comparto equitativamente mis bienes. Mi esposa y yo vamos cincuenta-cincuenta siempre, lo que es mío es de ella, y viceversa. Bueno, todo está a nombre de terceros y en paraísos fiscales, pero tú sabes lo que quiero decir, pues. ¡Imagínate si algún país fuera así de abiertos y transparentes y justos como lo somos mi esposa y yo, realmente sería maravilloso! Por eso no hay que dejar de luchar, camarada. Por eso es que sí creo que el sueño de Marx es posible y alcanzable”, comentó Carrillo, segundos antes de revelarle a nuestro pasante que en verdad lo invitó a Los Roques porque no tenía a nadie que le cargara la cava hasta su catamarán.

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