Esta semana se conoció extraoficialmente el retiro de la comisión enviada por el régimen de Nicolás Maduro de la mesa de negociaciones que se llevan a cabo en Noruega. Fuentes extraoficiales revelaron a nuestra redacción —gracias a dos bultos de harina pan y uno de azúcar— que los emisarios del oficialismo mostraron su más enérgico rechazo al enterarse que Oslo, sede de las negociaciones, no posee un restaurante Maute Grill, importante elemento de negociación que según los delegados oficialistas “ayuda a aligerar las tensiones y la sed de whisky que viven las coaliciones políticas”.

El delegado responsable de la logística de hospedaje, seguridad y Single Malt con Agua Evian 24/7, Héctor Rodríguez, ofreció sus declaraciones a la prensa extranjera desde “The Thief”, renombrado hotel 5 estrellas de Oslo: “Buenas tardes a los periodistas, periodistos y periodistes presentes, un saludo fraterno a los camaradas revolucionarios de RussiaToday que están aquí, una vez más presenciando y documentando como el Gobierno Bolivariano del camarada obrero frisador de paredes, Nicolás Maduro, es ninguneado por los gobiernos fascistas edgarzambranistas de la ultraderecha internacional. Nosotros desde el principio establecimos las condiciones mínimas e indispensables para sentarnos a dialogar, y a pesar de que reconocemos los esfuerzos que ha hecho el gobierno de Noruega para recibirnos, vemos con indignación que la primera condición que exigimos para venir no ha sido satisfecha. ¿Cómo es posible que en Oslo no haya un Maute Grill para que las negociaciones se den de manera íntegra y correcta? ¿Acaso tendremos que negociar sin tener una bandeja de tequeños en mesa? ¿Qué acuerdo puede cocinarse sin tener un servicio de whisky en la mesa? ¿Fue porque exigimos tener a Stalin lejos de las bandejas de churrasco? No lo sé. Desde el chavismo estamos totalmente dispuestos a dialogar con la oposición el día que sea, pero siempre que esté de por medio una punta trasera término ¾, eso para nosotros es innegociable”, sentenció Rodríguez, quien aprovechó el viaje a Oslo para ir a su joyero a revisar su Rolex que tiene unos días trancado.