Joven indeciso entre conservar su riñón o comer en restaurante que no tiene los precios en el menú

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Joven indeciso entre conservar su riñón o comer en restaurante que no tiene los precios en el menú

En medio de una cita con lo que él considera “el amor de su vida” —al menos en esta semana—, el joven Juan David Plaza se vio enfrentado a una de las decisiones más difíciles de su corta existencia en este mundo. Tras tomar asiento en el establecimiento Caracas Grill BBQ Gourmet & Bistro & Bar & Grill & Tapas, notó con sorpresa que el menú no tenía los precios de ninguno de los productos, un indicador de “lujo” en estos tiempos. La situación lo obligaba a debatirse entre preservar su riñón o arriesgarse a la incomodidad de preguntar el costo de cada platillo.

El episodio ocurrió bajo la atenta mirada de nuestro pasante, quien, en un esfuerzo por complementar sus ingresos, se desempeñaba como “dishwasher” del local. Desde allí pudo recoger las declaraciones de Plaza: “No sé qué hacer, marico. Hablándote claro, de verdad a mi me gusta tener mis dos riñones, pero al mismo tiempo esta jeva es muy bella y, si me pongo a preguntar cuánto cuestan los tequeños de langostino y trufa negra aderezados con brandy, estoy 100 % que me va a ghostear. Pero también me pongo a pensar, ¿ de verdad un polvo vale un riñón? Al final también es una apuesta, ¿sabes? Porque quién quita que realmente  el restaurante no sea tan caro. A menos que estén cobrando a tasa euro, y de paso incluyan un 10% de servicio obligatorio. Además, quedarme a lavar platos no es una opción porque, con los sueldos como están ahorita, tendría que trabajar como 20 años. ¿Y si me hago el loco diciendo que se me quedó la cartera?”, reflexionó Plaza mientras pedía sólo un vaso de agua creyendo que igual no se lo van a cobrar a quince dólares. 

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