Los dueños del Emporio Prenupcial de Salones (Empresa), compañía dedicada a la organización de festejos, se estaban preparando para cesar operaciones por falta de liquidez monetaria; sin embargo, tuvieron que bajar la santamaría porque todos los empleados se fueron del país.

Alejandro Castro, socio de Empresa, afirmó que después de todo las cosas salieron mejor de lo que pensaba. “Claro que me da tristeza cerrar la Empresa porque uno la levantó de cero, le echó pichón a la cosa y ver que ahora se termina no es fácil. Pero entre todo, uno de mis mayores miedos era que la cosa se pusiera peor –si es que eso se puede– y me viera obligado a botar gente o tener que liquidar todo y escapar con deudas por ahí. Sin embargo, eso no hizo falta porque todo el mundo renunció solito, no le pagué doble a nadie y al final me queda la tranquilidad de que la Empresa no quebró sino que ya no hay nadie que pueda trabajar. Lo peor es que tampoco se puede reemplazar a los empleados, porque todo el mundo se fue ya” finalizó Alejandro Castro mientras se quitaba la correo para pasar por el detector de metales del aeropuerto de Maiquetía.