De fracasos esta llena la vida. Lo sabrá Julio Borges, diputado, líder político y padre de una cantidad absurda de niños, que el día de hoy fracasó en su intento de instalar su nuevo Home Theater. «Pana, desde el mismo día en que lo fui a comprar, este bicho me ha dado dolor de cabeza: tuve que dar como tres vueltas para conseguir puesto» afirmó Borges, mientras se limpiaba las lágrimas. «Qué rabia, quería tener esto listo para el partido de España en cuartos, pero que va; ¡nada chamo, nadaaaaaaaa me sale bien! ¡Maldito Home Theater con su cablero maldito!».

El fracaso con el Home Theater se suma a una mala racha de Borges, que pareciera haber comenzado cuando su programa «Justicia para Todos» fue cancelado. «Esos si eran tiempos de pinga, en los que yo hablaba y todos me hacían caso. Pero me lo cancelaron. Luego la ratica de Mendoza me quita la candidatura, luego tuve que pagar las inscripciones de los chamos, cinco, tremendo sablazo, y ahora esto. ¡Maldito Home Theater!» gritó Julio Borges, mientras tiraba una de las cornetitas por la ventana de su casa. Sin embargo, de nada sirvió esto: la corneta rompió la ventana, que estaba cerrada, acrecentando la rabia y la depresión del líder político de oposición.

Cuando le preguntamos sobre la situación, su esposa aprovechó y se desahogó. «Julio está muy deprimido, compró el Home Theather en Compu Mall y después se enteró que en Pablo Electrónica estaba más barato. Tiene como dos meses esperando por una tarde libre para instalarlo, pero siempre tiene una rueda de prensa o una entrevista, no había tenido tiempo de instalarlo. Después de lo que pasó con Mendoza, que le pegó durísimo, le dije que se tomara un par de días para instalarlo, pensando que esto lo mantendría ocupado, con la mente distraída. Pero que va, el cablero se lo comió, ¡qué desgracia, vale!» confesó la esposa de Borges. «No es primera vez que le pasa, anda mal, el otro día le pedí que hiciera unos sanduchitos para los niños y los dejó demasiado tiempo en la plancha, el queso de las facilistas se derritió y arruinó la plancha, no sabes el desastre que hizo. Pobrecito, vale» declaró la esposa de Borges mientras guardaba un guacal de compotas en la alacena.