Empanadera hace emotiva despedida a aceite que llevaba 24 años en caldero

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Empanadera hace emotiva despedida a aceite que llevaba 24 años en caldero

Para quien emprende en el mundo de la empanadería, los sartenes y budares son implementos que pueden durar toda la vida, sin necesidad de ser reemplazados o arreglados con teipe de plomo. Un poco más atrás le sigue, en duración, el aceite de freír. Por esta razón la señora María, dueña del puestico de empanadas “ER PLACER DESENFRENADO C.A.” ubicado en Margarita, lloró al tener que decirle adiós a su leal aceite, con el cual frió miles de empanadas durante los 24 años que estuvo en el mismo caldero.

La desconsolada señora María nos recibió en su puestico, adonde nos contó sobre su triste pero necesaria decisión mientras se enjugaba las lágrimas con el tapabocas: “Bueno, tú sabes, una se encariña con las cosas, por eso es que duele tanto cuando esto pasa, porque estas cosas tienen que pasar. A mí siempre me preguntaban los carevergas esos, ‘Qué fue, María, ¿ese es el mismo aceite de la otra vez?’ ¡Ah, pues! ¡Claro mi rey! ¿Tú qué crees que le da el sabor especial a estas empanadas? ¡Muchacho, aceite de los ancestros y sudor! Hasta me han preguntado que si limpio el aceite. Papi, una no debería estar revelando los secretos industriales, pero claro que lo he limpiado. A veces le he sacado moscas que le caen con la mano, ¿qué más limpieza necesita eso? Estos litros de aceite han estado conmigo desde que montamos el puestico, pero hoy toca. Ya está tan oscuro que no puedo ver si metí unos pedidos o no, he tenido a veces que tantear con el tenedor a ver si habían empanadas adentro o no. Bueno, tiene como 3 años así, pero ya está tan espeso que cuando uno lo apaga, ese bicho queda echando burbujas como 5 horas. ¡Ya hasta me da miedo irme a la casa y dejar ese cardero ahí hirviendo! Yo siempre se lo he dicho a todo el mundo: las cosas más bonitas de la vida hay que dejarlas ir, no importa cuánto duela. Cuando mis hijos se fueron de la casa estaba contenta, pero no sé cómo dejar de llorar por esto. Este aceite estuvo conmigo en las buenas y en las malas, incondicional como Chuíto”, concluyó la señora María, antes de botar un líquido parecido al petróleo crudo en el fregadero de su local.

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