“HABEMUS PAPAM”, fue lo que gritaron millones de feligreses tras ver humo blanco salir de la chimenea del Vaticano. Sin embargo, mientras las lágrimas comenzaban a correr, la claridad también volvía, pues se dieron cuenta de que el humo provenía de bombas lacrimógenas de la Guardia Nacional Bolivariana, que entró a reprimir el cónclave.