Marco Antonio DaGuido, un bebe de 10 meses, cuya característica más notoria es su capacidad para lucir cuchi y no hacer absolutamente más nada, consigue todo lo que quiere en su maldita vida. Míralo ahí. Él no hace nada. ¡Solo permanece allí, siendo hermoso y todo rosadito! Aunque no lo culpo porque es que es muy cuchi, mírale los cachetes… ¡esos ojitos, ay no! Y además tiene tetica cada vez que quiere. En cambio uno acá, trabajando en la oficina desde las 8 de la mañana. Y sin recordar siquiera cuándo fue la última vez que vi una tetica. Si me da hambre, tengo que mamarme uno para conseguir plata y hacer un mercado. Incompleto, además. ¿Ustedes no han ido al mercado? ¡Pfff, necesito ganar como tres veces lo que gano para poder comer más o menos decente! En cambio el bebé marico ese, solo llora y ya. Ni hablar de cuando hace pupú, con esa facilidad. En cambio yo ando trancado como desde hace una semana, creo que tengo que bajarle a la harina de maíz. Dicen que es mala. Pero es lo que hay. Ah, y además, el bebé desgraciado ese puede dormir cuando quiera y yo… bueno, yo a veces lo hago. Me voy al baño y duermo ahí. Y debería irme acostumbrando porque me van a sacar del apartamento por no pagar el alquiler. Tendré que acostumbrarme a dormir en la oficina. Lo bueno es que sirven café todas las mañanas; al menos eso me sale gratis ¡Ahí tienes bebé desgraciado! ¡CAFÉ GRATIS!