Javier Olivares, un venezolano del año 2022, pagó directamente con miseria, pobreza y desigualdad económica, la venta de bonos del Banco Central de Venezuela a precios rebajados en el 2017 como parte de la última gran raspada de olla chavista.

Olivares declaró desde el año 2022 usando el único teléfono que queda en Venezuela y aseguró que «yo antes era pobre, por allá en 2017, pero que afortunado era. Ahora que PDVSA es una empresa que vende Herbalife y Avon por catálogo estamos mucho peor. Y todo porque los chavistas rasparon la olla hasta más no poder. Primero vino el tema de los bonos, luego la venta de los activos, luego el remate de los muebles y la venta de chemises vintages de PDVSA en un mercadito en Los Palos Grandes. Y ahora no tenemos nada. Y digo tenemos porque hay unos que sí tienen muchos, los que negociaron ese intercambio, que para tener algo de dinero para financiar elecciones o comprar votos hipotecaron el futuro de los más jóvenes. Pero bueno, ya se me acaba mi minuto anual de llamada por teléfono y tengo que salir a la calle a ver si consigo algún tipo de trabajo que no involucre tener que hacer algo con mi boca» sentenció Olivares mientras en el 2017 se definía su futuro.