Lewis Hamilton, siete veces campeón de la Fórmula 1, se quejó nuevamente de la inestabilidad y lentitud de su monoplaza Mercedes, e hizo historia en la carrera automovilística al ser el primer piloto profesional en correr el GP de Miami en un Corsa tuneado que pidió prestado en los pits a un fanático venezolano.

Hamilton, quien creyó que el Gran Premio estuvo perdido desde la largada, salió victorioso  tras conducir el Corsa y apagar el aire para arrancar con mayor potencia. El neerlandes Max Verstappen, quien sostuvo el puesto número uno en la carrera hasta que Hamilton logró cambiar de motor, no pudo competir con el auto potenciado por gasolina iraní, CDs de Salsa Baúl y calcomanías de Calvin y Hobbes. “El aerodinamismo de un sonido que ocupa toda la cajuela potenciado por un disco de changas de Sound Car, hizo que Hamilton fuera el conductor más rápido y el chofer más criminal de todo el Grand Prix, literalmente hizo polvo a la competencia con su corsita sport del 2004”, aseguró Toto Wolff, director ejecutivo de Mercedes.