El día de hoy, representantes del gobierno de China solicitaron un préstamo personal al presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, para poder financiar sus planes de dominación mundial durante los próximos 10 años. El acuerdo fue suscrito por Zhang Deijian, presidente de la Asamblea Nacional de China, quien destacó que las condiciones del préstamo son mucho más flexibles que los del Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial.

«Para nadie es un secreto que desde hace un tiempo, China se perfila como el próximo gran músculo financiero e industrial del planeta. Pero por supuesto, queremos más. Queremos llevar este boom financiero a un nuevo nivel. Incluso las potencias más grandes necesitan un impulso adicional, necesitan una inyección de capital para poder rematar en sus planes de expansión» afirmó Deijian en una rueda de prensa conjunta celebrada en Beijing. «Fuimos al FMI y al Banco Mundial, y cuando vieron la cantidad de dinero que estábamos pidiendo, muy respetuosamente nos dijeron que ellos no poseían esa cifra en sus bóvedas. Por ello acudimos con el honorable compañero Diosdado, quien gustosamente procedió a prestarnos ese monto a través de un cheque personal. Ahora sí podemos completar el dinero para construir todas esas fábricas de perolitos de plástico desechables que visionó el camarada Mao en su gran Revolución Socialista» afirmó Deijian, mientras Diosdado le decía que estaba bien, que podía quedarse con la Montblanc que le prestó para firmar el acuerdo porque ya él tenía como 600.

Consultamos con el diputado Cabello, que afirmó que accedió encantado a la negociación porque a él, desde muy pequeño, le han enseñado que no se llega a ninguna parte juntándose con perdedores. «Mi abuelita siempre me decía: ‘Diosdado, con huevones ni a la esquina’. Por eso es que desde hace unos meses para acá no me han vuelto a ver mucho, pues. Nicolás, sin alusiones personales». Asimismo, Cabello desestimó los rumores que dicen que el monto prestado a China afectaría su contabilidad. «Mira, es una cifra un pelo considerable; no la revelaré porque obviamente eso a nadie le interesa, pero no me descuadra mucho. La verdad es que tenía esa plata por ahí ociosa por culpa de la misma escasez, y le voy a dar ese secreto para que no diga que soy un desgraciado: este mes fui a hacer mercado y como no conseguí yates ni mansiones ni acciones dignas de mi confianza, me quedó ese pequeño excedente por ahí. Si te pones a ver, la culpa es de Nicolás, ¿no? Porque si aquí hubiera suficiente oferta de casas vacacionales de diez mil metros cuadrados y de yates de más de 120 pies, esa plata se hubiera quedado aquí, en casa. Nicolás, ponte las pilas, vale.»