Funcionario público cuya única labor consiste en marchar hace mal su trabajo

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Funcionario público cuya única labor consiste en marchar hace mal su trabajo

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Ignacio Bastidas. 49 años. Chavista. Funcionario del Ministerio del Poder Popular para algo. De esos de 9 a 4, de escritorio en un pasillo, sin oficio aparente. Su única función es ir a las marchas oficialistas a hacer bulto. Y hoy lo hizo mal.

Al llegar a su casa, se sentó en el sofá. Herminia, su mujer, le acercó una cerveza. Estaba caliente. A la nevera un apagón le quemó el motor, y aunque se gastaron 3.500 bolos en la reparación, nunca quedó igual.

Cuando prendió el televisor para ver VTV, se fue la luz. Aprovechó la oscurana para pensar, y ahí fue que cayó en cuenta: hoy, sin querer, Ignacio había marchado con la oposición. 4 horas acompañando a su bando contrario, por accidente.

«No, de bola que no me di cuenta de un coño de la madre, Herminia. Apenas salí del metro, vi a un montón de gente arrecha, insultando a todo el mundo, y dije ‘aquí es’. Coño, no te rías, chica. La vaina era como para confudir a cualquiera. No, la franela roja ni la saqué del bolso porque vi que nadie la tenía puesta, pero yo pensaba que era porque no era obligatorio; es que esta semana no pasaron el memo, yo pensé que se les había olvidado» afirmó un apenado Ignacio, mientras apuraba otro sorbo de un tercio caliente. «Ahora que lo pienso, los insultos de esa gente eran del mismo tono que los nuestros. ¿No será que de verdad es cierta esa vaina que dicen, de que al fin y al cabo somos iguales? Hasta una cerveza me brindaron. Debería ir mañana al CDI, que me revisen, no vaya a ser que esa vaina haya tenido un veneno o algo que le eche la CIA para que a uno le dé diarrea o una vaina así».

Luego de bañarse durante 4 minutos (el minuto extra para «restregarse bien ese olor, la pinga, no vaya a ser que se pegue») Ignacio se sentó de nuevo, sorprendido de haber sobrevivido a la experiencia. «¿Quién iba a decir que yo, Ignacio Bastidas, iba a pasar 4 horas echándole bola bajo esa pepa e’ sol rodeado de escuálidos, ah? ¡Ji ji ji, chica, no te burles! ¡A cualquiera puede haberle pasado! Eso es por esa maldita manía de andar haciendo dos marchas el mismo día. Es que también, el Gobierno es una vaina seria, chica: si la vaina está tan de pinga, ¿para qué se supone que uno marche?».

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