Joven que habla usando palabras en inglés sigue sin saber lo asshole que se ve

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Joven que habla usando palabras en inglés sigue sin saber lo asshole que se ve

Guillermo Torres, un joven publicista de 27 años, quien recientemente terminó un curso de Duolingo en su teléfono, se convirtió en el fastidio de su oficina desde que empezó a hablar usando palabras en inglés que tienen perfecta traducción en español sin saber lo asshole que se ve.

Logramos conversar con Torres, diciéndole que era sobre las bondades del bilingüismo en el mundo post-post-moderno: «Mucho gusto, soy Guillermo Torres, encantado. O como me llaman mis amigos: William Towers. Siéntate aquí para que conversemos, my querido intern underpaid. I am listo para darle a la without bones, jajaja. ¿Quieres un coffee? Ay, perdón, se me salió el interrogation mark del principio! Qué vas a pensar? Que uno no te habla el English de manera maternal? Epa pana, no te robes el stapler» nos saludó afablemente Torres, mientras se preparaba para darnos una charla de 30 minutos de la que no pudimos rescatar nada de provecho, a pesar de haber sido grabada y todo. De acuerdo a nuestro pasante subpagado, tenemos que creerle que de verdad Torres no tiene ni idea de lo guevón que se ve.

Julio Romero, colega de Guillermo, ofreció su declaración sobre el caso de Guillermo en la oficina: “Ese chamo jura que no se ve como un ridículo hablando. Todos los días me pregunta que cómo va el ‘engagement’ de las redes sociales y se la mantiene diciendo tuirer en vez de tuiter, con una pronunciación toda loca, como si no supiéramos que vive en los Valles del Tuy. Además, se la pasa diciendo ‘good morning, guys’ todas las mañanas, como si fuese una profesora de inglés de 8vo grado. Lo peor es que ni sabe formular una frase completa en inglés. Pone los adjetivos después de los nombres. No sabe nada en verdad. Todo eso comenzó una vez que él quería ir a Miami dizque a estudiar inglés —imagínate lo pendejo que es, ¡aprender inglés en Miami!— y apenas comenzó a buscar los precios de los cursos, comenzó a hablar así, como si se hubiera dado un golpe en la cabeza. Y lo peor es que no se pudo ir porque no le alcanzó ni para el pasaje. Tuvo que morir con el Duolingo en el teléfono” afirmó Romero, visiblemente obstinado de su colega.

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