Jesús Manuel Linares es ateo. No cree en Dios, ni la Virgen ni en la Iglesia. No sólo descree de la fe católica; todas la parecen “una estafa” y “un atraso cultural enorme”. Porque Jesús Manuel no es un ateo cualquiera: es de esos recalcitrantes, que no pierden ocasión para debatir con cualquiera y recalcar sus posiciones particulares con respecto al mundo espiritual. Especialmente si tiene unas cervezas encima; ahí es capaz hasta de ponerse agresivo. A pesar de todo esto Jesús Manuel tuvo hoy una conversación de 15 minutos, en silencio, en la cual agradeció a Dios el haberlo sacado por dos días de su oficina de mierda.

El sublime acercamiento tuvo lugar la mañana de hoy, domingo de Resurrección, mientras Jesús Manuel se sentaba en la arena de Playa Pantaleta y se disponía a echarle bronceador a su novia en la espalda. “Dios… ¿estás ahí? Bróder, yo sé que tú no existes y todo eso, pero de pana, gracias. Gracias, gracias, gracias. Necesitaba estos dos días, porque mi jefe estaba inmamable. Ya no aguantaba. De pana, mil gracias. Eso sí: si le dices a alguien de esta conversa, lo negaré hasta la muerte. Vaya, pues. Nos hablamos la próxima, 10 segundos antes de cualquier accidente que me venga en el futuro, si a esta jeva se le atrasa la regla o cuando mi equipo esté perdiendo. Date, pues. Nos hablamos”, pensó en silencio Jesús Manuel, mientras su novia confundía el rubor que invadía sus mejillas con falta de protector solar.

Una comisión de arcángeles, tronos y serafines procedieron de inmediato a llevar el mensaje de Jesús Manuel desde las orillas del estado Vargas hasta las mismísimas oficinas de Dios, el Todopoderoso, quien se mostró muy conmovido por las palabras del ateo oficinista. “Awwwww, tan bello ese muchacho, chico. Ya casi hasta me da cosita mandarle el cáncer ese que le tengo previsto para 2026”, afirmó el Creador, mientras seguía muerto de la risa moviendo sin sentido sus fichas en el tablero de Rusia y Ucrania.