Joven al que no le quedan amigos en el país agradece a arrocero por ir a su despedida

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Joven al que no le quedan amigos en el país agradece a arrocero por ir a su despedida

A pocos días de su mudanza a Santiago de Chile, José Alejandro Zerpa, ingeniero de 28 años –y el último de sus amigos en irse del país– se mostró agradecido con Manuel, un arrocero que se coló en su fiesta de despedida, por ser la única persona en asistir al evento.

Nuestro pasante subpagado, quien también quiso colarse de arrocero pero fue rechazado violentamente por el portero del edificio, estaba las afueras del lugar para tomar las declaraciones de Zerpa: “Yo estaba decidido a pasar mi fiesta de despedida en el salón de fiesta de mi edificio solo, viendo como mis amigos en Skype me contaban lo que vivieron en el concierto de J Balvin, pero de repente llegó este chamo Miguel, que yo de verdad yo ni conozco y no invité, con una bolsa de hielo en mano y diciendo ‘¿ajá vamos a beber por última vez o qué?’. Me pareció un plan más entretenido, de hecho este Adolfo, Adolfo creo que es que se llama, es super pana, bebimos, jugamos Mario Kart, escuchamos el Alma Llanera, sacó una guitarra y cantamos. Al final empezamos a echar todas las anécdotas de las cosas que habíamos hecho sólo 5 minutos antes de contarlas. La pasamos sabroso, ya no me voy a ir del país, ya con Rafael, Manuel, Isabel, como se llame este chamo que desde hoy es mi ‘manao’, por fin tengo un pana con quien salir a buscar culitos y beber en tascas”, sentenció Zerpa, sin saber que su amigo Manuel ya tiene pasaje para irse en una semana.

Por su parte, Manuel, quién entró a la despedida del joven pensando que era una fiesta de quince años, declaró: “Yo estaba buscando una fiestica, un matrimonio, un Bar Mitzvah, un gaitazo, un baby shower, una reunión de condominio, un desnalgue, algo donde colarme para beber y comer gratis, pues. Pero me conseguí con este chamo solo celebrando que se iba del país y me tocó ser pana con él, pero la verdad es que es medio mamagüevo” comentó Manuel, mientras revisaba la nevera de la casa de Zerpa.

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