Papá finge no saber que su regalo envuelto es una pimpina de gasolina

Gente

Papá finge no saber que su regalo envuelto es una pimpina de gasolina

Esta tarde, justo cuando se disponía a comenzar los preparativos para la cena familiar de Navidad, el señor Federico Casanova tuvo que hacer un esfuerzo enorme para contener su emoción, pues debajo del arbolito alcanzó a ver un regalo envuelto con su nombre que solo podría ser una pimpina de gasolina. Casanova, que según sus propias palabras ha gastado toda su gasolina “llevando a sus hijos por literalmente toda Caracas”, tuvo que morderse la lengua para evitar que se le salieran las lágrimas.

Gracias a un disfraz hiperrealista de oveja, logramos infiltrar a nuestro pasante subpagado en el nacimiento de los Casanova, desde donde pudo escuchar al señor Casanova conversar consigo mismo sobre el regalo que está a punto de recibir: “¡Coño, vale, qué regalo tan de pinga! ¡Una pimpina, papá! Y se ve que está full, porque está pesadote ese regalo. Porque claramente es una pimpina, mírale la forma. Verga, ¿te imaginas que sea de 95 en vez de la vaina esa iraní? ¡Mierda! ¡Coronaste, y duro, Federico Casanova! Y yo pensando que seguro me mataban este año con otra corbata; que me la iría a meter por el culo, será, porque con esta cuarentena ya uno ni sale. Ahora no sé cuánto tiempo más podré hacerme el loco. ¡Ah pues, disimula esa sonrisa, pendejo! Mi esposa piensa que estoy emocionado por comer hallacas, como si no me hubiese comido una de desayuno hoy. ¡Mira eso! Creo que no había estado tan emocionado por unas Navidades desde que mis suegros decidieron no visitarnos más. Ese sí que fue un milagro de Navidad, gracias, niño Jesús, gracias de pana y todo. Me siento como un carajito otra vez, quiero comer rápido para abrir esos regalos ya. ¡Se botaron los coños de madre estos! Justo este año cuando ya había confirmado una y cien veces que ninguno servía para nada. Pero ahora me siento un poco mal, yo le compré unas trenzas de zapatos a mis chamos. Pero está bien, así forjan carácter. Y falta que les van a hacer esas trenzas, porque a partir de mañana irán a ir caminando a todas partes” se dijo a sí mismo el señor Casanova, mientras metía otra hallaca en el microondas.

PUBLICIDAD