TSJ te declara enemigo de la Revolución

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TSJ te declara enemigo de la Revolución

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La madrugada de hoy, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) te declaró enemigo de la Revolución Bolivariana. La decisión, que afianza la democracia venezolana, te señala sin derecho a apelación. Así que ya sabes. No leas. No hables. No opines. No pienses. No protestes. No salgas a la calle. Todo lo que hagas podrá ser usado en tu contra. Y será, créeme. Es más, si puedes, no respires. Ese oxígeno es para los que sí apoyan al proceso.

Tapando su cara y con su voz alterada digitalmente, «a la usanza de las grandes democracias mundiales», el magistrado Francisco Carrasquero leyó las razones que llevaron al máximo (sic) tribunal a tomar la decisión en tu contra: «Epa, maldito traidor apátrida. Un sapo te señaló. Vamos por ti. Con todo el peso de la Ley, y mira que hemos aumentado de peso. Sabemos lo que has hecho. Eso que pensaste, eso que dijiste, todo eso está mal y lo sabes. ¿Creías que no nos íbamos a enterar? Ya te tenemos tu metrico cuadrado en Yare, mamagüevo. Para que duermas amuñuñado con otras lacras como tú. Ojalá te cojan en la celda» afirmó el magistrado, que aprovechó la ocasión para mandar una seria advertencia a la ciudadanía. «Todos son culpables, y seguirán siéndolo aunque se demuestre lo contrario. Bueno, para empezar, ¿quién coño va a demostrar que son inocentes? Mírense la cara en el espejo. Se les ve en la cara la traición a la Revolución. ¡Pena debería darles!»

La intensa ronda de aplausos que siguió a la exposición de motivos del magistrado Carrasquero fue interrumpida, a los veintitrés minutos de haber empezado, por uno de los magistrados, que se atrevió a hacer una pequeña objeción de forma: «Queridos camaradas, colegas: entiendo que estemos felices, porque lo que hizo el camarada Carrasquero es una obra de arte desde el punto de vista jurídico. Ahora, me permito señalar un detallito aquí, una insignificancia, una pendejadita menor: si la sentencia dice ‘TÚ eres enemigo de la Revolución…’, ¿eso no dejaría la puerta abierta para que cualquiera de nosotros también pueda ser declarado enemigo de la Revolución?». De inmediato todos los magistrados dejaron de aplaudir, se vieron las caras, se rascaron la cabeza y procedieron a declarar al impertinente magistrado enemigo de la Revolución.

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