Una delegación de los cancilleres de la Unión Suramericana de Naciones (Unasur) llevará a cabo una ronda de diálogos en Venezuela, los cuales probablemente terminen sin aportar solución alguna a la grave crisis política de Venezuela.

«Bueno, aquí estamos. Básicamente, nuestro papel será hablar una cantidad infinita de horas con una representación de la oposición y con otra del oficialismo. Escucharemos con aparente interés la situación planteada con ambas partes, sabiendo en el fondo que estas facciones no lograrán ningún tipo de diálogo real porque el gobierno negará todos los problemas expresados por los opositores y viceversa. Nuestro trabajo de dos días no resolverá nada, pero tenemos que hacer creer que sabemos como es que se resuelven las cosas en democracia. Y que no nos roben o nos maten mientras estemos aquí», expresó en una entrevista exclusiva María Ángela Holguín, canciller de Colombia, mientras preguntaba a nuestro pasante subpagado cuál máscara antigases combinaba mejor con el traje que iba a ponerse.

Por su parte, el canciller Elías Jaua informó que estas jornadas son parte del trabajo que le encomendara el presidente Nicolás Maduro, de utilizar organismos internacionales para hacerlo ver menos como un dictador represivo y más como un demócrata abierto al diálogo. «Aquí llegó esta gente, y vienen con una misión: escucharnos y certificar que los buenos somos nosotros y los malos son aquellos. El gobierno venezolano se ha encargado de invertir bien el petróleo del país, para que podamos garantizarle a los venezolanos que los entes internacionales jamás tomarán una posición radical con respecto a cualquier violación de los derechos humanos que pueda ocurrir. El pueblo de Bolívar puede tener la tranquilidad de que su presidente jamás será reconocido como un dictador por ningún extranjero», expresó Jaua, mientras recargaba la tinta de su MontBlanc», por si acaso me toca firmar algún cheque extra».

Un vocero del Gobierno afirmó que espera que estas visitas, las cuales están dispuestos a repetir en caso de ser necesario, terminen por hacer que los sectores más inconformes del país pierdan la esperanza ante los infructíferos esfuerzos de árbitros internacionales y depongan su protesta: «A esta comisión de UNASUR la trajimos para ver si dejan de una buena vez la cantaleta esa fastidiosa que si la ONU, que si la OEA, que si La Haya… esperamos que la oposición se termine de convencer que el problema de los venezolanos lo resolveremos nosotros los venezolanos, cosa que ellos no son».