El servicio de agua en Venezuela funciona de la misma manera que un empleado público un viernes de quincena a las 3 de la tarde, es decir, no funciona. Es por eso que el parque acuático Dunas, ubicado en el estado Carabobo, cansado de ver sus servicios mermados por la inexistencia del vital líquido, decidió resolver la operatividad de sus atracciones de la misma forma que una madre precavida: Con tobos de agua.

Nuestro pasante subpagado, quien, casualmente, se encontraba por Valencia a pesar de trabajar en Caracas, entrevistó al gerente del Parque Dunas, Manuel Graterol. “Bueno, chamo, hay que adaptarse, ¿no? Es que si nos ponemos a esperar que llegue el agua para abrir, literalmente nos secamos, así que ahora hemos implementado dos nuevas modalidades. La primera es que, con la compra de la entrada al parque, se incluye un tobito lleno de agua y su respectivo pote de arroz chino para que sea el mismo cliente quien rinda su agua para todas las atracciones. Es decir, ¿te quieres subir dos veces en el flush? Puedes hacerlo, pero sabes que eso hará que no puedas surfear o lanzarte por el boomerang. Ahora, en la segunda opción, que es más económica, es en la cual el propio cliente trae de casa su propia agua bien sea en tobo, pipote, tanque, cisterna –si es del gobierno–, tapara o cualquier recipiente que sirva para almacenar liquido. Eso sí, en esta modalidad se revisará previamente el agua para que no nos traigan esa cosa marrón que sale de las tuberías gracias a Hidrocentro” finalizó Graterol, mientras le volvía a repetir a nuestro pasante que no puede lanzarse de los toboganes usando boxers blancos.