Choro denuncia a empresa luego de robarle tristes utilidades a empleado

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Choro denuncia a empresa luego de robarle tristes utilidades a empleado

Wilesmy Bracho, un conocido choro de la zona de La Candelaria en la ciudad de Caracas, acudió en la mañana de hoy ante el Ministerio del Trabajo para introducir una denuncia formal contra la empresa Tuberías Guzmán-2000. Los hechos ocurrieron luego de que Wilesmy intentara robar las utilidades de uno de los empleados de la compañía y el monto resultó ser menor a lo que le correspondía.

A la salida del Ministerio, Wilesmy explicó brevemente cómo descubrió el timo que estaba haciendo la compañía de tubos. “Pues sí, el mío: estamos en temporada de utilidades y así como todos, yo también quiero mis luquitas. Me fui hasta el edificio de la empresa Tuberías Guzmán-2000 y esperé abajo, porque me habían pitado que esos bichitos cobraban hoy utilidades. Apenas vi que venía bajando una de las catiritas que trabaja ahí, me le acerqué con la moto, la entuqué, la encañoné y listo: le robé la faja e’ plata. La conté rapidito y me di cuenta que el monto era menor al de un mes de utilidades de salario mínimo. Le pregunté a la jevita que qué vaina es la que era, y la pobre jeva me dijo que ella no sabía muy bien; que eso era lo que le habían dado. Yo de bola que me indigné, guón. Me indigné porque Yusleiyxis anda con un tuyuyo que quiere ir a Río Chico en diciembre, y el Yonaiker Andrés me pidió que si un Pleisteichon de Niño Jesús, y la vieja anda pidiendo plata porque quiere hacer sus hallacas, y además uno también quiere resolver pa’ la curda y el perico este diciembre, y así con estos robos no se va a poder hacer todo. Así que monté a la jevita en la moto y nos arrancamos hasta el Ministerio del Trabajo para denunciar a esos mamagüevos. Yo te puedo ser muy malandro y una lacra, pero no injusto.”

Dolores Bastidas, la joven que estaba siendo estafada por la compañía, agradeció que Wilesmy la haya atracado, ya que esto le permitió descubrir otras irregularidades que estaban cometiendo sus empleadores. “De verdad que le doy las gracias al malandro ese. Apenas le di mis utilidades, se dio cuenta de que me estaban estafando. Nos fuimos al Ministerio del Trabajo y los denunciamos. Resulta que me estaban calculando mal las utilidades. No me estaban pagando los ticket de alimentación que me tocaban y mis cálculos de prestaciones también estaban mal. Te digo que la cosa se resolvió rápido, gracias a Dios. Y al ladrón, por supuesto. El tipo fue muy amable: me trajo de vuelta hasta la empresa y encañonó a la vieja cacatúa de Recursos Humanos y le exigió que me pagaran las utilidades completas esa misma tarde. Al final el tipo me robó, pero me robó lo justo, lo que era. Dentro de todo, no fue tan malo: también le robó las utilidades a la vieja ladrona esa” culminó Dolores, sintiendo una mezcla rarísima de arrechera y agradecimiento que se hace cada vez más común entre los venezolanos.

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