Nuestra querida Venezuela lo volvió a hacer. En una muestra de inteligencia, desarrollo y sensibilidad artística, hoy 28 de julio los venezolanos dedicaron todo el día a recordar que tal día como hoy nació Marcel Duchamp, un exquisito artista pop del siglo XX cuyo irreverente legado se hace sentir, aún en nuestros tiempos, en el mundo de las artes.

Luego de dar una breve revisada a su libro de educación artística de Cándido Millán, nuestro pasante subpagado salió a la calle para intentar comprender porqué los venezolanos decidieron espontáneamente festejar el nacimiento de alguien que murió hace ya algún tiempo. Bajo el inclemente sol de la plaza Brión, la señora Argimira Freitas nos dio sus impresiones. «Guá, mijo, ¿y cómo quieres tú que una no recuerde a ese señor? ¡Sería un pecado de desagradecimiento, y eso sí que no te lo tenemos nosotros, no jose!» afirmó le señora Freitas, mientras hacía una cola de cuatro horas para comprar aceite de maíz. «Si este fulano Duchamp no hubiera hecho todas esas cosas que hizo que si con un rin de bicicleta o un meadero, el arte como hoy lo conocemos no existiría. No habría Chino y Nacho, ni espejos en los techos de los moteles, ni Paulo Coelho ni nada de esas cosas. Eso es un tronco e’ legado que nos dejó ese señor; lo menos que podemos hacer es recordarlo, mijito» afirmó Freitas, segundos antes de mentarle la madre a un anciano de 95 años que pretendía colearse. Las 50 personas presentes asintieron y aplaudieron con fervor, pero no sabemos si fue por las sentidas palabras que tuvo la señora sobre el influyente artista francés o por el insulto que le pegó al viejito.

Los expertos consultados se deshicieron en elogios por la espontánea reacción colectiva del pueblo venezolano. «Si todos los países del mundo dedicaran aunque sea un segundo al día a rendir un tributo como el que le rinde Venezuela hoy a Duchamp, estaríamos en presencia de una raza superior, de algo portentoso» afirmó el sociólogo Germán Sánchez, de la Universidad Nacional Autónoma de México. «Ese pensamiento es toda una vibra que eleva a una sociedad a un plano más alto, lo pone en el futuro de manera firme. Ahí tiene usted a otros países que se creen más avanzados, que incluso se dan el tupé de mirar con desprecio a otras naciones, que seguro han perdido su domingo pensando en fútbol, en playas, o incluso en la memoria de anacrónicos caudillos ya desaparecidos. Así no progresa nadie. ¡Ojalá todos los países sigan este brillante ejemplo que hoy nos está dando Venezuela, que hoy reivindica la memoria de un excelso creador! ¡Qué envidia, que utopía de sociedad!» afirmó, con lágrimas en los ojos, el profesor Sánchez.