El señor Martín González, padre de familia y quien, por supuesto, usa medias altas con cholas, accedió hoy prestarle su Toyota Camry del 2002 a su hijo sin ninguna preocupación porque sabe que su «muchacho» no tiene dinero para embriagarse.

“Si no lo cuido yo, no me lo va a cuidar nadie. Por eso es que nunca le prestaba el carro a Joaquín (hijo). Yo conozco a los muchachos, se ponen a tomar y a dar vueltas por ahí todos borrachos sin pensar que pueden chocar, matar a alguien o peor, terminar en un prostíbulo. Pero ahora es distinto porque tu has visto lo que cuesta una botella o un servicio en un local. No hombre, ni yo voy a poder manejar borracho más nunca. Así que estoy seguro que Joaquin no se va a rascar; es más, ni prender, por eso le di permiso de que agarrara el carro y aunque sea le de la cola a algún amigo a ver si por lo menos le brindan una cerveza”, finalizó el señor Martín quien en horas de la madrugada recibiría una llamada para informarle que su hijo había vendido el carro para comprar media botella de anís.