La tarde de hoy la señora Jacinta Gutiérrez celebró con gozo y algarabía la muerte de un chavista prominente, desconociendo por completo que eventualmente ella también morirá.

Desde su cama en la terapia intensiva de la Clínica La Floresta, la señora Gutiérrez, reconocida opositora, no titubeó en asegurar que la muerte de un importante personaje chavista le había causado felicidad. “Yo no lo voy a negar, chico: apenas me enteré a mí me entró un fresquito, aunque a ciencia cierta no sé si es por la felicidad o porque la enfermera entró, me puso una sonda nueva con morfina, y salió y me dejó la puerta entreabierta. Ese desgraciado menos mal que se murió. Le hacía mucho daño al país. Dizque procurador y no movía un dedo con todas las marramucias que hacían delante de su nariz. En realidad tuve que esperar a ver a ver cuál de los dos hermanos era el que se había muerto, Dios no quiera que me le pase algo al bueno; pero cuando supe que era el malo, hice una fiesta; aunque en realidad la hice acostada porque solamente puedo mover el pie derecho… cof, cof.” comentó la señora Gutiérrez, mientras tosía un poquito de sangre con recato y disimulo.

Al comentarle si no le parecía de muy mal gusto andar alegrándose de las desgracias ajenas, la señora Gutiérrez respondió, 30 minutos después de que se le pasara el efecto del potente analgésico que le colocaron. «Mire, mijo: ¿qué les importa a esa gente la opinión de una pobre pendeja como yo? Además, esa gente no va a estar a esta hora leyendo lo que yo diga o deje de hacer, esos seguro andan ahora viendo a ver si el flux negro está limpio o está sucio. Abuelita… ¿eres tú? ¿En serio está bien si camino contigo hacia esa luz tan hermosa?» afirmó la señora Gutiérrez, mientras cerraba los ojos lentamente…