Extensión de Ley Seca genera país sobrio y cínico que entiende el voto como mecanismo de sustentación de un grupo económico sobre otro

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Extensión de Ley Seca genera país sobrio y cínico que entiende el voto como mecanismo de sustentación de un grupo económico sobre otro

Licorería

La ausencia de licor en las calles del país, ocasionada a la Ley Seca promulgada por el luto nacional, comenzó a tener serias consecuencias en la opinión de los venezolanos, quienes al experimentar la sobriedad prolongada desarrollaron una visión cínica y nihilista acerca de la democracia.

Nuestro pasante subpagado entrevistó a Jorge Peraza, un ex borracho de la plaza Bolívar de Naguanagua (Estado Carabobo). Peraza, habitual consumidor de fuertes bebidas espirituosas, afirmó que la carencia de alcohol en su organismo lo llevó a reconocer la causa del atraso político y social del país: “Este sistema democrático es lo que nos tiene mal, carajito. Cada vez que se hacen unas elecciones, llega una burguesía nueva. Entonces viene un grupo de gente que dice que no le gustan las vainas y jamás hay conciliación. Se emplea el voto como un mecanismo tácito de preservación de privilegios, ¿entiendes? Es una lucha de poder: unos lo tienen, otros lo quieren y así nunca vamos a progresar. Nadie propone nada de provecho para la sociedad; los recursos se emplean para la preservación propia. Así no se va a conseguir nada, siempre va a haber una gente con más poder y otra gente infeliz. Yo digo que lo mejor es que exista libertad, que cada quien decida hacer las cosas como quiera, y ya, sin tanto peo de poder… y que nos dejen comprar anís de nuevo”, aseguró la conocida figura de la plaza mientras ojeaba un textosobre Piotr Kropotkin.

Por su parte, Gregorio Santacruz, profesor de sociología de la UCAB, declaró que es normal que esta especie de cambios ocurran en las sociedades latinoamericanas al ser privadas de licor. “Se genera un momento de claridad en el que los ciudadanos entienden que los políticos les hacen más daño que bien. Es entonces cuando dejan de intentar conseguir su bienestar a través de unas promesas milagrosas de un candidato o de un voto mágico y comienzan a confiar en que sus propias acciones pueden asegurarles una sociedad digna. Esto lo saben los gobiernos, y por eso facilitan el consumo de alcohol. Les conviene mantener a las masas en su ignorancia, son más fáciles de manipular. Lo que me parece extraño es que un gobierno latinoamericano haya dejado pasar tanto tiempo sin permitir la venta de alcohol. Eso raya en el suicidio político”, explicó el sociólogo, mientras sacaba una carterita de la gaveta de su escritorio.

El estado de claridad de la sociedad debe ser manejado con cuidado, advirtió Santacruz. “Si los políticos desean que la gente siga depositando su fe en ellos, deben encontrar la manera de regresar el alcohol, o en todo caso insertar algún otro vicio que impida que los ciudadanos vean lo que está pasando ante sus ojos. De lo contrario se juegan con una implosión del sistema”.

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