El ministro de Planificación y Finanzas, Jorge Giordani, anunció un ajuste en el tipo de cambio que hará que la tasa de cambio oficial del dólar pase de 4,30 a 6,30 bolívares, lo que implica una devaluación de 46,5% a una moneda a la que igual no tendrás acceso.

Justo al terminarse una cadena nacional sobre lo acolchada que es la almohada de Chávez en Cuba, el ministro Giordani inició una rueda de prensa para hacer los anuncios en materia económica. “Nos encontramos en un franco crecimiento económico con cifras impresionantes, algo que además es meritorio si consideramos que en todo el planeta el capitalismo se está viniendo abajo. Por lo tanto, no hay mejor manera de celebrarlo junto al pueblo venezolano que con una devaluación de la moneda, en esta agradable y fresca tarde de viernes y además carnaval. Esto, por supuesto, debió hacerse hace un año, pero eran las elecciones y eso ¿se acuerdan? En fin, esperamos que esta noticia suavice al mercado importador y el dólar paralelo. Aunque es pertinente recordar que ningún venezolano tendrá acceso a los dólares sin pasar por CADIVI, claro. Además, igual, todo lo que compran ustedes es a dólar negro porque casi no le damos divisas a nadie. Así que dejen el llanto y vayan a gastar la plata rápido que en unos días ya será menos. ¿Días? ¿Dije días? ¡Qué loco todo! ¿No? Cuidado, que por aquí viene el río de Merentes. ¡Qué agua tan fría!” afirmó Giordani, mientras le decía a los periodistas presentes que el acostumbrado cachito de las ruedas de prensa comenzaría a ser cobrado a partir de hoy.
Nelson Merentes también aprovechó para explicar las razones de la devalución. “Además de que las presiones económicas del mercado paralelo eran muy fuertes, estamos a las puertas de unas elecciones presidenciales, por lo que el Gobierno Nacional requiere de más bolívares para gastar en la campaña… De verdad no sé ni por qué les estoy contando esto, ¡pero qué más da! JAJAJA ¡Chávez está en Cuba! ¡Viviremos y venceremos, pero en caso que no sea así, devaluaremos y gastaremos!” culminó Merentes, segundos antes de excusarse para revisar desde su celular cómo su cuenta en dólares no sufrió ni un poquito.