El 2021, al igual que una cata de Ventarrón con yogurt, tuvo de todo: recibimos el anuncio de que el gobierno interino iba a ser interino para siempre —como Maduro—; vimos un extraño pero entretenido episodio en la política gringa cuando miles de adeptos de Trump hicieron algo parecido al Colectivo La Piedrita y se metieron al Capitolio para impedir que a Biden le certificaran su presidencia y, por si fuera poco, tuvimos que aguantar las ganas de vomitar cuando Camilo confesó que guardaba las uñas de los pies de Evaluna. 

La diversión se garantizó desde el mismo inicio de año: cuando se hizo sentir con fuerza la verdadera pandemia que azotó Venezuela en el 2021: el virus de hamburguesas a 1 dólar y bodegones cada 100 metros. También tuvimos episodios con la gasolina, que hizo que todos los carros de Venezuela se convirtieran en Optras, y el show de todos los jueves, viernes y sábados en el oeste de la capital, con miles de tiros, detonaciones, granadas, cohetes y cualquier tipo de explosiones desde la Cota 905.

El deporte también nos dio momentos memorables en este año: momentos de tensión, cuando los equipos grandes de Europa amenazaron con hacer la SuperLiga; momentos de alegría cuando Lionel Messi hizo feliz a millones de venezolanos al alzar su primera Copa América, momentos heroicos cuando Yulimar Díaz logró un oro olímpico en Triple Salto —con record mundial incluido— y momentos de confusión cuando el debate que surgió fue sobre si estaba bien o no alegrarse o no por un atleta abiertamente chavista. 

Pero toda esa emoción no se reflejó en la política, esa política nuestra de cada día, que vivió horas menguadas a lo largo de estos últimos 12 meses. Un diálogo fallido, unas elecciones donde se robaron un estado vía TSJ y la extradición de Alex Saab nos dejaron la conclusión de que la política venezolana solo le importa a la señora María Alejandra López, a dos o tres politólogos de Twitter y a nosotros, que día a día tenemos que obligar a nuestro pasante a ver las cadenas de Maduro y que seguramente también tendremos que hacerlo en 2022. 

¡Te esperamos, año nuevo! No vamos a decir “sorpréndenos”, porque ya lo dijimos el diciembre pasado y ya viste cómo terminamos. Pero al menos sé leve con nosotros, por fa.

Siempre tuyo, El Chigüire Bipolar.