Gracias a una jugada que pasará a los anales de la Historia, la final de la Supercopa de España, disputada ayer en Sevilla entre el Barcelona FC y el Atlético de Bilbao, fue cancelada a mitad del segundo tiempo. El partido terminó abruptamente gracias al fuerte carácter del jugador argentino Lionel Messi, a quien le molestó que uno de sus rivales le dañara su jugada; esto resultó en que el argentino se retirara del campo llevándose el balón. Hasta el momento de escribir esta nota, la Pulga no había demostrado interés alguno en regresar la pelota.

Carlos Tusquets, presidente del peor o mejor club de fútbol del mundo —dependiendo de a quién le preguntes— ofreció comentarios sobre el caótico evento: “¡Tío, es que se ha vuelto un poco loco el pequeño hombre ese! El hecho es que había una jugada clara en la cabeza de nuestra pequeña estrella y en un momento pues vino un jugador del Bilbao —que me imagino que Messi no vio por estar tan cerca al piso— y le robó la pelota bastante rápido. Pues la diminuta Pulga se ha molestado y se ha armado una grande; Lio cogió una rabieta y se llevó el balón en la mano. Ya debe estar llegando a su casa. Salió diciendo que si el balón no era de él, no era de más nadie. Ya nadie le puede controlar la malcriadez a Messi, ni su entrenador ni yo, ¡ni su propia madre! Ahora el pequeñín no quiere regresar el balón. No sabemos en qué momento podremos reanudar el juego”, comentó Tusquets, mientras le preguntaba a los jugadores del Athletic si no tenían problemas con terminar de jugar el partido usando una pelota de papel aluminio.