Juan Hernández, un ingeniero de 33 años se encuentra en una situación trágica consecuencia de las prohibiciones que Rocío, su esposa y entrenadora de gimnasio, quién prohibió la ingesta de Frescolita en el hogar. «Van 4 años sin tomarme una Frescolita, nojoda. No puedo esperar a que se muera esa loca. Que si quinoa, lechuga, berro, solo tomar agua… cualquier vaina que diga la Saschafitness, sale Rocío y le hace caso. Y uno acá, pasando hambre ¿Saben desde cuando he deseado probar, aunque sea oler una tocineta? Ella debería darle las gracias a Dios que me he contenido. No saben lo mucho que he deseado ahorcarla y salir corriendo a un perro calentero. Que se muera ya, para tomarme doce latas de Frescolita en su entierro» declaró un trastornado Juan, que obviamente pasaba por una baja de azúcar.