"Yo estoy bien aquí, por eso no me he ido" dice señor que tiene luz con planta, agua en pozo subterráneo, internet satelital y su padrino es Tareck

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"Yo estoy bien aquí, por eso no me he ido" dice señor que tiene luz con planta, agua en pozo subterráneo, internet satelital y su padrino es Tareck

“Yo no entiendo por qué la gente se va de Venezuela, si aquí todo está fino todavía” fueron las palabras con las que Francisco Farías, de 35 años, defendió su posición de quedarse en el país a pesar de que tiene luz con planta eléctrica, agua de pozo subterráneo, internet satelital, compra bombonas en dólares, pide delivery de bodegones para hacer la compra mensual y su padrino es nada más y nada menos que Tareck El Aissami.

Mientras pedía a su escolta que por favor cuadrara con su agente para salir de viaje a La Orchila la próxima semana, Francisco se explayó sobre las bondades que existen aún en la República Bolivariana de Venezuela: “Yo sé que la vaina está jodida, pero yo no me quejo papá, porque el que se queja tiene doble trabajo. Es todo una cuestión de actitud, ser positivo papá, siempre hay que trabajar y echar pa’ lante con lo poquito que se tiene para asegurarse un mejor futuro. Todo el mundo habla de irse para el extranjero porque aquí en Venezuela “nada funciona”, pero eso es paja que habla todo el mundo. Mira, a mi ni me falta la luz nunca porque tengo una planta que compré para todo el edificio, también tengo agua todo el tiempo fría y caliente con mi pozo y además un internet de 800 MB que viene desde Argentina porque yo mismo hice una empresita con un prestamito de un milloncito de dólares que me dio mi padrino. Seguro lo conoces… el tiene un carguito en el gobierno como Viceministro de algo por ahí, creo que de PDVSA, algo así. Pero bueno, la gente cree que la plata sale de los árboles y realmente no; tú no sabes todo lo que cuesta armar licitaciones fantasmas de proyectos que nunca se van a terminar. Lo que hay es que meterle el hombro a las cosas papi”, finalizó Farías mientras salía en avión privado a París porque se le acabaron las baguettes.

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