No es un misterio que desde hace años el pago de aguinaldo es tan simbólicos como el rayón que le hace un vigilante a una factura del supermercado. Y así lo vivió el señor Julio Pacheco, quien al recibir sus utilidades no le quedó más que organizar unas cómodas vacaciones con su familia llevándolos del piso 6 al sótano 2 de su edificio.

Después de regalarle a su hijo un origami hecho con un billete recibido de aguinaldo, el padre de familia contó los planes de vacaciones que tiene para su familia. “Primero, vamos a pasearnos todo el piso 4 con los trajes de baño que compramos en Margarita por allá por el 2009; luego paseamos por los dos ascensores del edificio y quien sabe si damos una visita al salón de fiesta. Nos tomamos fotos en la casa de la vecina del piso 2 que es la única que la tiene arreglada gracias a las remesas de su hijo. La conserje nos hará una visita guiada por los apartamentos con matrimonios que se montan cachos. Haremos un paseo con el vigilante y si nos queda plata, vamos al sótano 2 a pasar un rato viendo como los carros están ahí estacionados. Creo que serán unas vacaciones inolvidables”.