Gimnasio quita espejos y quiebra

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Gimnasio quita espejos y quiebra

En la vida es muy común tomar decisiones erróneas que no traen consigo grandes consecuencias, como comprarse un pantalón una talla menos con la promesa de adelgazar. Sin embargo, en el mundo de los negocios las cosas son distintas y cualquier error se puede pagar muy caro; este fue el caso del gimnasio «Sal de Aquí Gordo que Todos Estamos Ricos Inversiones Silver 2000, C.A», que tuvo que cerrar sus puertas hoy tras quebrar por el simple hecho de haber quitado sus espejos.

Ligia Ramírez, administradora del gimnasio, aseguró aún no entender por qué ocurrió la quiebra. «Yo leí una revista una cosa sobre el feng shui y como activaba las buenas vibras y resolví quitar los espejos, pues, para que el gimnasio se llenara de más gente fit y espantar a los flácidos, pero desde que quitamos los espejos, que fue hace una semana, la gente dejó de venir y no entiendo por qué. Me imagino que he debido leerme todo aquel artículo completo, pero eran dos páginas y tampoco es que uno es un doctor de Harvard pues, ya me dolía la cabeza después de 2 párrafos. Pero cónchale, creo que así sin espejos la gente podía cultivar su interior también. Ahora que lo pienso creo que lo que pudo haber alejado a las personas fue haber puesto puertas en las duchas o cambiar el CD de changa de los 90 que usábamos», afirmó Ramírez, que espera conseguir ahora un trabajo en el que pueda ir en lycras todo el día.

Por su parte, Richard, entrenador que olvidó su apellido y quien reconoció ser fanático de su propio cuerpo, explicó su opinión sobre el cierre del gimnasio donde trabajaba. “Coño papa, bastante que se lo dije a Ligia, que en vez de estar leyendo hiciera sentadillas, que de tanta lectura no iba a salir nada bueno. ¡Quitar los espejos! ¡Qué bolas! ¿A quién se le ocurre? ¡Si la gente viene aquí es a verse, a tomarse su selfie, montar sus historias en Instagram y mirarse al espejo sudados mientras hacen las repeticiones y golpean las mancuernas gritando ‘¡AAAH!’. De verdad es una lástima, siempre duele en el corazón saber que hay un gym menos y mucho más éste, porque habíamos logrado ya que el último fofo renunciara. ¡Una lástima!” finalizó Richard, mientras se tomaba una licuadora entera de batido de proteínas para pasar el despecho.

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