Santiago Gutiérrez, un joven de 33 años quien realmente ya no es un joven, aseguró sentirse desesperado por ayudar a sus padres para que salgan de Venezuela. Sin embargo, en el fondo tampoco quiere que vivan en su casa.

“Me siento chimbo al pensar que los viejos están pasando roncha allá en Venezuela. Yo sé que no me lo dicen, pero estoy seguro que los $10 que les mando mensual se les van en 3 cositas en el supermercado. Eso sin contar que nunca tienen agua, luz, internet, gas o cable para ver Antena 3 todo el día. Yo siempre les digo que esperen un rato para mandarles el pasaje, pero lo que pasa es que siendo honesto tampoco quiero que vivan conmigo. O sea, mal por los viejos que están allá, pero ¿qué vivan aquí? Ni de vaina. Ya me acostumbré a vivir solo en mi apartamento de 10 metros cuadrados ¿Dónde los voy a meter? En la regadera será. También creo que ellos no estarían muy orgullosos si ven el estado en el que estoy o la cantidad de dinero que gasto comiendo afuera. Sin hablar que estoy borracho 6 días a la semana, tú sabes… lo normal” afirmó Gutiérrez mientras recordaba con nostalgia las 2 veces que llegó a casa de sus padres a proveer un pan canilla con la puntica mordida.