Un anuncio hecho hoy por PDVSA revolucionó por completo al mundo de la ciencia. La estatal petrolera venezolana reveló hoy que desde hace ya varios años vienen trabajando en una técnica secreta que permite convertir el petróleo en riquezas personales privadas.

«Esto no es algo nuevo, por supuesto; pero PDVSA se enorgullece en anunciarle al mundo que hemos perfeccionado al proceso, llegando incluso a un punto en que ya ni siquiera necesitamos de las refinerías para lograr la conversión» afirmó Rafael Ramírez, quien entre algunos de sus cargos ostenta el de ser presidente de PDVSA y ministro de Energía y Petróleo. «Esta es una técnica peligrosa, por lo que aún no la habíamos hecho pública; afortunadamente, muchos de mis compañeros del PSUV y el Gobierno se ofrecieron como conejillos de Indias y mire usted, todo salió muy bien. Claro, el proceso tiene algunos efectos secundarios, como una adicción incontrolable a comprar carros finos, carteras espantosas en Louis Vutton y a echarle coca-cola al whisky, pero aparte de eso, es algo seguro y confiable».

Acto seguido, Rubén Henríquez, experto ingeniero de PDVSA, procedieron a sorprender a la prensa con una demostración en vivo del proceso. «Usted agarra un país cualquiera, preferiblemente de estos del Caribe que nadie conoce mucho, y manda diez mil barriles diarios. A precio de gallina flaca, como le gustaba a nuestro glorioso Comandante Subliminal, Etéreo y Peloetoalla, que Dios lo tenga en su gloria por todo lo que hizo por nosotros y los suyos. Ellos lo pagan con bienes como caraotas, ocumo y jugueticos de plástico. Bueno, para hacer el cuento corto, usted crea una empresa ficticia en ese país, agarra ese petróleo y lo revende a su precio del mercado, y ya crea una ganancia bien decente, bien socialista. Pero eso no es todo; luego agarra la yuca, el plátano y todas las otras verduras podridas esas que nos mandan a cambio y también las guisa aquí en el mercado venezolano. Luego usted agarra lo que sacó por el petróleo, más lo que ganó con el guiso de la comida, y deposita todo eso en su cuentica en Suiza o las islas Caimán. Listo, transformar el petróleo sin necesidad de prender las refinerías, esos mamotretos peligrosos que explotan y le vuelan los dedos».