Andrés Guerrero, un señor de 43 años que cuando no está haciendo colas se desempeña como cajero en un restaurante de Caracas, se despertó y justo antes de poner los pies en el suelo se dio cuenta de que ya había gastado 1.000 bolívares.

«Yo me paré y lo primero que hice fue revisar mi cartera; apenas la abrí me di cuenta que ya había gastado mil bolos. ¡Mil bolos! No se cómo ni en qué pero no estaban. Es que todo está carísimo. Muy loco. Después fui a la computadora y la prendí para revisar mi cuenta y como está viejita, mientras se prendía y cargaba el Windows perdí 4.000 más. No, no fue comprando nada, sino respirando.» dijo Guerrero mientras el dinero que cargaba en efectivo salía saltando por la ventana.

Guerrero siguió intentando descifrar adónde estaba yendo su dinero «Me acaba de llamar mi hija y perdí 10.000 más. No entiendo que está pasando, es que la inflación está desatada, yo no sé cómo vamos a hacer. Amarraría mi dinero con una cuerdita, pero cuesta mucho dinero. Mira, ¿sentiste eso? Acabo de perder 3.000 más» dijo Guerrero antes de sentarse a llorar.