El candidato ruso Vladimir Putin se desbordó de alegría la noche de ayer cuando anunció que finalmente, y tras ganar las elecciones presidenciales, Dmitri Medvedev le devolvería tres libros y una Rusia que le había prestado hace ya cuatro años.

Desde la Plaza Manezh el presidente electo, Vladimir Putin, agradeció a Medvédev por el buen cuidado de sus libros y de su Rusia. “Ya extrañaba mis libros, mis libros que… no recuerdo qué libros eran realmente, pero creo que eran buenos. Lo importante es que ya Dmitri me regresó mi Rusia, sabes a veces yo desconfío, porque no siempre los amigos devuelven lo que uno presta. Ya casi se me había olvidado el olor de mi silla presidencial, de mis cortinas presidenciales y mis prostitutas presidenciales. Aunque en el fondo nunca estuve tan lejos, yo estaba en la silla lateral desempeñándome como Primer Ministro, moviéndole la manito a Medvedev y haciéndole caras cuando algo me parecía bueno o no. Por ciero, hablando de Primeros Ministros, ¿Saben quién va a ser el mío? ¡Que suba! ¡Que suba!” Gritaba Putin mientras Medvédev subía a la tarima y se intercambiaban bandas.

Un emocionado Medvédev felicitó por su victoria a Putin y celebró en su discurso que seguirán trabajando igual a los últimos ocho años. “Cuando uno trabaja con Vladi, uno se acostumbra. Las tardes veraniegas cuando Putin llega en su caballo y con el pecho al aire, cuando Putin te trae de cena un oso que acaba de cazar con sus manos… y hasta cuando llega con cadáveres de periodistas, digo, con… jirafas, sí, ¡Jirafas muertas! JAJAJAJA ¿Cómo no querer volver a trabajar con él? En fin, mi banda es su banda y viceversa.” Comentó Medvedev mientras Putin le susurraba al oído lo que debía decir.