En un decepcionante —aunque no sorprendente en lo absoluto— giro de eventos ocurrido hoy en el almuerzo en la casa de la familia Guzmán, el señor Patricio hizo que la conmemoración del Día de la Mujer se convirtiera en un monólogo sobre sus logros como padre de familia y como hombre.

Queriendo desde lo más profundo de nuestros corazones que esta noticia fuese falsa, hablamos con el señor Patricio Guzmán, con la esperanza de que todo hubiese sido un gran malentendido. Lamentablemente eso no fue lo que ocurrió: “Mira, eso es así tal cual como lo escuchas, pero no fue a propósito. O sea, mi esposa y mis hijas empezaron a hablar sobre lo jodido que es vivir ahorita en una sociedad que las sexualiza hasta más no poder, que el supuesto patriarcado hace que sea imposible que tengan el mismo salario de un hombre, y que no pueden salir tranquilas ni a la esquinita de aquí que queda un Farmatodo porque les da miedo. ¡Gran vaina! ¡Ay sí, la lucha del feminismo! Lucha arrecha la de uno, levantar esta familia uno solo y sin ayuda de nadie. Mira, yo cuando era muchachito caminaba toda la autopista Francisco Fajardo y me iba solito hasta La Guaira después de una rumba, ¡a pie! Y mis papás no me hicieron nada, de hecho ni me daban dinero para un taxi, y yo no tenía miedo. ¿Sabes que sí es difícil? Subir la escalera laboral en un banco. ¡Qué horror! ¡Eso no se lo deseo a nadie! Porque yo lo logré —y eso es un cuento muy interesante para echarte más tarde, ahorita le digo a mi esposa que nos traiga unos whiskicitos—, ¡eso sí que es rudo! Los hombres tenemos muchos obstáculos en la vida, ¡no te digo yo!”, le dijo Patricio a nuestro pasante, quien regresó a la oficina llorando y preguntando si esa pauta de hoy había sido un castigo nuestro.