Juego de “La Silla” genera situación incómoda entre Elías Jaua y Diosdado Cabello

Política

Juego de “La Silla” genera situación incómoda entre Elías Jaua y Diosdado Cabello

Una situación muy incómoda se vivió hoy en las “Tardes de esparcimiento” del Palacio de Miraflores. Elías Jaua y Diosdado Cabello se divertían en el Juego de la Silla, pero ambos quedaron empatados por el asiento final, cada uno de ellos con una nalga sobre la misma.

La versión de Cabello

Diosdado Cabello, Presidente de la Asamblea Nacional, explicó su versión de los hechos en exclusiva para El Chigüire Bipolar. “Como tú debes saber, todos los miércoles son los días de juego en Miraflores. Los camaradas y camarados nos reunimos a jugar truco, magic y el tradicional juego de la silla; como siempre, agarramos los sillones de los ministros y el de Chávez, ponemos un cassette de Alí Primera y cuando Robert Serra detiene la música, todos tienen que sentarse. El truco es que siempre habrá una silla menos, por lo cual, el que se queda parado queda eliminado. El problema ocurrió cuando al final solo quedó la silla presidencial, Elías Jaua y yo. Tuvimos que hacer como si no queríamos sentarnos, pero sí queríamos en realidad, de bolas que queríamos. Yo apenas me medio senté, llegó Jaua y me empujó, yo lo empujé de vuelta y Jaua se arrechó y me ofreció unos coñazos. Claro que yo quería partirle la madre afuera, en el jardín; pero nadie quiso pararse de la silla. Aquí estamos, lo que soy yo de aquí no me muevo. Lo que me molesta es la rata esta me arañó la cara, eso no es de caballeros” dijo Cabello, quien aprovechó la ocasión para recordarle a Jaua que él ganó ese juego en abril del 2002.

La versión de Jaua

Luego de escuchar a Diosdado, conversamos con Elías Jaua, quien nos confirmó lo incómodo que fue la situación. “Al final Diosdado y yo llegamos a un acuerdo y nos paramos los dos, al mismo tiempo, para ir al jardín a coñacearnos. Luego de pelear como por dos minutos, nos calmamos un poco y al voltearnos, vimos que estaba Nicolás Maduro y Adán Chávez en lo mismo: ¡los dos estaban dándole vueltas a la silla, pendientes de zamureárnosla! Nos dirigimos Diosdado y yo y ahí sí se prendió ese peo. Cada uno agarró una pata y halamos y halamos, ninguno de nosotros íbamos a soltar esa silla sin dar pelea; hasta llegó Mata Figueroa a echarle más leña al fuego, decía que iba a venir junto a veinte generales a quitarnos la silla”. Ambos representantes oficialistas nos dijeron que la refriega duró seis horas, hasta que finalmente se acercó la hija de Chávez, la mayor. Nos mandó a callar y nos envió a cada quién a su cuarto y al final se quedó ella con la silla” comentó Cabello, al que le tocó conformarse con las sillas de sus treinta y seis empresas a nivel nacional.

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