Un reciente reporte del Gobierno de los Estados Unidos reveló que el 24% de la cocaína que llega a su país transita antes por la zona occidental de Venezuela. Impactados por la noticia, autoridades del estado Apure se dieron a la tarea de corroborar la acusación. El resultado fue sorpresivo: todo en el estado –tierra, matas, ganado, edificios, habitantes– está hecho de drogas.

Ramón Carrizalez, Gobernador del estado Apure, explicó que el hallazgo le da algo de sentido al reciente despunte económico de esta región fronteriza. “Desde hace unos años, empezamos a notar que todo el estado se estaba poniendo opaco, sin color. El comportamiento de los apureños cambió de un día para otro. Por unos meses fuimos un estado muy enérgico, todos trabajaban como locos, el PIB interno creció en 9000%; pero de repente, la población se volvió dispersa, errática y depresiva. Nuestro ganado se puso tembloroso, delgado y en momentos agresivo. Los niños jugaban día y noche con puños de tierra, sin dormir. Pues ahora resulta que descubrimos que por el estado se han caído tantas avionetas cargadas de cocaína –sumado a lo que los narcotraficantes almacenan bajo tierra por vuelos atrasados– que Apure se transformó en un territorio hecho en un 100% de drogas, literalmente. Por eso el raro interés de los caraqueños de venir al Cinaruco, ¡Yo decía! ¿Para qué quieren venir a este peladero a pasar roncha?” Explicó el Gobernador mientras gritaba para disimular el sonido de una avioneta que sobrevolaba la zona.

Un grupo de expertos compuesto por biólogos y químicos de la Universidad Simón Bolívar corroboraron la hipótesis del Gobernador Carrizales en un informe publicado recientemente en una revista científica que solo ellos leen. “Luego de años consumiendo cocaína del pasto, el agua y los alimentos en general, la población y la propia geología del estado ha mutado de forma radical. Estamos hablando de proceso de mezcla primaria y vaporización que rompe extrañamente con la ley de conservación de materia” explicó la Dra. en Química Alejandra Huertas mientras nuestro pasante subpagado hacía un esfuerzo sobrehumano para no quedarse dormido.

Enviamos al pasante al estado Apure a obtener declaraciones de los habitantes. Desafortunadamente, ninguna persona quiso hablarle ni dar sus opiniones. Cansado y sin más información, el pasante se detuvo en un puesto de las FARC donde Alias “Gabriel José Soto Zamora”, le negó la existencia de un fuerte tráfico de drogas. “Venga y le cuento, aquí no hay nada de eso que usted dice que hay. Nosotros somos gente honrada y trabajadora. ¿Quién le dijo a usted que había algún negocio por aquí? Ole, ¿El Gobernador? ¿Este señor de la finca Los Tarazona? Yo ni soy de las FARC ¿Cómo se le ocurre? Sagrado rostro. Yo soy… de… las… FARK, con K. Como Karolina.” Culminó Alias Gabriel José Soto Zamora mientras huía y confesaba su problema de creatividad.