
Alto precio de las bolas impide al ciudadano común pelar bola
La pelazón de bola, actividad cultural típica de los venezolanos desde hace al menos 25 años, se ha venido complicando cada día más por el costoso precio del kilo de bolas en las principales capitales del país, obligando a los ciudadanos con menor poder adquisitivo a practicar actividades más económicas como comerse un cable o hacer sexo oral a un miembro masculino.
Conversamos con Carlos Muñoz, un caraqueño de a pie —obviamente— quién nos ofreció más detalles acerca de cómo se está viviendo esta penosa situación en el país: “Mi hermano, toda la gente que yo conozco están pelando a secas, así como imaginando que tienes las bolas en las manos, porque el kilo testicular está por las nubes. La situación se está poniendo tan arrecha que la gente no tiene ni pa un medio, ni pa un cuarto, ni nada, ¿oyó? El compadre mío que se la pasaba en la olla me confesó que ahora anda es en un tupper, y de los piratas, porque es que las cuentas no dan, hermano. Mira, como dijo Capriles antes de ser chavista, cada día es más difícil llevarse un huevo a la boca, y la situación no se ve que vaya a mejorar pronto”, explicó Muñóz, mientras sembraba matas de mango en su porche anticipando lo peor.