"Policia Nacional matraquea con decencia"
A 10 meses de la creación de la Policía Nacional, quisimos conocer cuál era la opinión de la ciudadanía ante la actuación de este nuevo cuerpo de seguridad.
A su regreso de la ida del banco para pagarnos la tarjeta de crédito, enviamos a nuestro pasante subpagado de nuevo a la calle, para entrevistar a unos cuantos transeúntes. «Oye vale, qué diferencia, la verdad es que ha sido un cambio para mejor. Es una vaina totalmente distinta a lo que era con la Policía Metropolitana». Así comenzó su declaración Rubén Salazar, ingeniero desempleado devenido en chofer de mudanzas, «Todo es un buenas tardes ciudadano, por favor oríllese, ¡Caramba, qué contrariedad, no tiene certificado médico vigente!, esto puede resolverse de una manera sencilla y favorable para ambos, tenga la amabilidad de bajarse de la mula… uno se empalaga, no puedes creerte la vaina. ¡Es una nota que nuestros impuestos estén pagando un servicio al ciudadano de ese nivel!».
Alcides Longa, buhonero del boulevard de Catia, confirmó la opinión del ingeniero. «Imagínate tu, el otro día llegaron y nos persiguieron, aquello es una cosa como de Suiza, disculpe usted que le dé este peinillazo, créame que me duele tanto a mí dárselo como a usted recibirlo, si vuelvo a tener el placer de verlo ejerciendo la buhonería en este lugar, tenga la seguridad que le será sembrado medio kilo de cocaína… ¡que pase usted un feliz día, ciudadano!«.
Todos coincidieron en señalar que una de las cosas más positivas que se perciben es el contraste entre el trato que dan los nuevos agentes, comparado con lo que hacía la Policía Metropolitana. «A veces hasta da un poco de miedo que te matraqueen con tanta deferencia, con tanta educación, porque como uno es medio brutico, da miedo no ser lo suficientemente cortés y que te metas en un problema con ellos» confesó Salazar. Antonio Bastidas, obrero de la construcción, fue más enfático aún: «Chamo, el otro día me sembraron unas papeletas de mariguana y el trato fue tan de pinga que a los dos días volví con mi jeva. Ella no se podía creer aquella atención, a cuerpo de rey. ¡Con decirte que me matraquearon y les dejé propina! La verdad es que con una Policía así, es cuestión de días para que la calle se sienta más segura».
Quisimos obtener la opinión de un experto, por lo que llamamos a nuestro propio Blackberry, robado recientemente, para hablar con Caraeniño. «Coño brother, de pana que sí se siente una mejora» comentó el ahora flamante dueño de nuestras laptops. «Fíjate que ayer me pararon, una alcabala arrechísima que tenían entrando al barrio, y yo venía calzado y cargado. Muy buenas noches, caballero, ¿podría usted explicarnos qué hace una persona con 13 blackberrys? Cuando les metí la coba que yo tenía un trabajo muy arrecho, y que mi jefe necesitaba estar en contacto conmigo siempre, los tipos sonrieron y dijeron Qué alegría ver que la gente progresa de esa manera… ¿Podría el ciudadano compartir un poco de su riqueza con estos humildes servidores? Les dejé allí 50 pa’l café, y fue tanto su agradecimiento, que de pana y todo me dijeron: Me imagino que un trabajador tan apreciado por su empresa sabe algo de matemática, ¿no es cierto, ciudadano? Vamos a contar hasta 3, y le pedimos que antes de llegar a esa cifra, nos honre con su ausencia. Si volvemos a tener el gusto de verlo, tenga la seguridad que se llevará una de estas balas como recuerdo«.