Evo Morales celebra 5to encuentro con puerta de habitación de hospital

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Evo Morales celebra 5to encuentro con puerta de habitación de hospital

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En la mañana del martes llegó a la ciudad de Caracas el presidente de Bolivia, Evo Morales, quien de inmediato procedió a visitar el Hospital Militar Carlos Arvelo, adonde celebró su quinto encuentro con una puerta de habitación de hospital.

En un breve encuentro con la prensa, el Presidente boliviano conversó sobre lo ocurrido en este encuentro bilateral. “Ha sido un encuentro muy grato el que sostuve con la puerta del hospital. Ya es la quinta vez que lo hago; llego con mis mejores galas a visitar y la puerta y yo hablamos largo y tendido por dos horas. De qué hablamos, no puedo comentarlo: básicamente cosas que probablemente sean de gran interés para mí y para la puerta. Después de que concluyera este encuentro oficial, tuve una grata charla con la hija del señor Hugo. La muchacha me comentó que ya hemos tenido tantas conversas en los últimos meses que hasta a la familia le está pareciendo sospechoso, y que si quiero venir y ver la puerta del hospital, pues puedo hacerlo todas las veces que quiera; pero que a ella por favor no la visite más. Yo creo que de ahora en adelante voy a llamar primero antes de visitar a Hugo porque ya es medio cansón agarrar el avión para visitar un hospital. He comido sanduchitos de hospitales en Cuba, en habitaciones en Cuba y ahora los del Hospital Militar y la verdad puedo decir que no sé cuál es peor. Al menos en Cuba me daban muchas más servilletas que aquí” afirmó un atribulado Evo, mientras se guardaba las servilletas que le sobraron en su bolsillo para repartírselas a sus familiares en Bolivia.

La puerta del hospital no quiso emitir ninguna opinión al respecto; básicamente, porque es una puerta y las puertas no hablan, al menos a quienes no creen en cosas animistas o esotéricas. Pero empleados del Hospital Militar afirmaron que sintieron un poco de cuchura al ver a Evo sentadito en una silla al lado de la puerta durante las dos horas que duró el «encuentro». «Imagínate al pobre Evo allí, con sus manitos en la rodilla, preguntándole a la puerta cómo se sentía, y que cuando se iba a poner bien. ¿Quién puede decirle que no, ah? Yo me le acerque a llevarle una chupeta y ahí estaba él, con su cuento de la coca y de la salida al mar y el antiimperialismo, ¡pobre, tan inocente! ¡Si hasta me provoco salir corriendo a mi casa y abrazar a mi Scooby-Doo de peluche!» afirmó la señora Neisy, enfermera del referido hospital. «¡Menos mal que en el hospital no están aceptando a ningún paciente, porque hubiera entrado alguna camilla por esa puerta en una de esas emergencias locas y le dan tremendo portazo al señor Evo!»

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