Dominique Strauss-Kahn, director del Fondo Monetario Internacional, fue detenido el sábado pasado en Nueva York, bajo el cargo de llevar la ironía a límites mucho más allá de los permitidos, luego que intentara abusar de una mucama africana que limpiaba la habitación en el hotel sonde se hospedaba.

Voceros del Departamento de Policía de Nueva York afirmaron que la investigación ha encontrado tanta ironía y sarcasmo que no hallan por donde entrarle, así que no descartan ninguna hipótesis. “Hablemos de hechos: tenemos por un lado a un ejecutivo que gana cientos de miles de dólares al año, cabeza de un organismo que tiene ensartado hasta el fondo a medio Tercer Mundo, incluyendo varios países africanos cuya deuda externa es impagable. Este mismo señor es detenido tratando de abusar sexualmente de una pobre mucama africana, que gana apenas 7,25 dólares la hora. ¿Por dónde comenzarían ustedes? ¿Esto no es acaso una de las ironías más malditas que puede existir?” dijo la detective Marie Bernard, quien confesó que por este caso ha perdido el apetito, el sueño y una donut glaseada que había dejado en su escritorio.

Fiscales del estado de Nueva York afirmaron que este proceso puede traerle a Strauss-Kahn entre 15 y 25 años de prisión, aunque reconocen que una eventual condena podría beneficiar al detenido: “El tipo es líder del Fondo Monetario, ser procesado por violación, abuso e ironía absoluta puede terminar viéndose muy bien en su currículum, terminar siendo más bien un reconocimiento a sus méritos. Imagínense a los bancos y a los grandes prestamistas del mundo peleándose por ofrecerle un contrato luego de que salga de la prisión. Si es que llega…” afirmó la Fiscal Virginia Taylor, una de las que lleva el caso. “Seguro en el Fondo Monetario ni siquiera saben qué fue lo que hizo mal el tipo. Así estarán de acostumbrados a ver cosas como estas.”

Los abogados defensores de Strauss-Kahn se excusaron de dar declaraciones, pero no por el secreto que amerita un caso que aún no ha sido juzgado, ni por el acuerdo de silencio que existe entre un abogado y su cliente, sino porque de pana encuentran la situación demasiado irónica y no hayan que decir.