Malandro aprende a silbar la bazooka

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Malandro aprende a silbar la bazooka

Engelberth Guzmán, miembro de la banda delictiva “Los Ateos de la 905”,  —porque no creen en naiden (sic)—, está acostumbrado al uso de armamento de alto calibre para sus fechorías, lo típico de cualquier delincuente caraqueño, pistolas, granadas y rifles M110A1 con mira telescópica y sensor infrarojo. Sin embargo, está tarde, Guzman sorprendió a los convives de su zona cuando pasó de silbar un vulgar fusil de asalto a silbar la bazooka, entonando así su pieza favorita, la Romanza Apassionata de Carl Maria von Weber.

Guzmán, quien se encuentra reclutando gente para su ensamble de vientos y hierros, le perdonó la vacuna a nuestro pasante a cambio de que le permitieran contar los hechos en nuestro medio:  “Manito, vacilate el beta, cuando empecé en esto yo solo podía hacer tututu en la bicha, pero con el tiempo fui practicando, mejorando mis habilidades y buscando composiciones más complejas. Esta tarde completé los acordes que me faltaban para sacarme senda pieza en la bazooka, es que este instrumento de destrucción masiva también es de construcción musical. Estoy emocionado por el futuro, no puedo esperar para pegar más quietos y tener mi propia banda, tanto criminal como musical” sentenció Guzmán antes de que lo viniera a buscar uno de sus “causas” en un tanque M1 Abrams haciendo caballito. 

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