El veterano político Antonio Ledezma inició esta semana su campaña para conseguir la reelección de la Alcaldía Imaginaria y, de esta manera, tratar de lograr 4 años más en el poder para seguir trabajando en mejorar la calidad de vida de unos ciudadanos invisibles.
Enviamos a nuestro pasante subpagado a entrevistar al Alcalde Ledezma, y después de mover la reunión a por lo menos 6 destinos distintos, empezamos a sospechar que en verdad no tenía ninguna oficina. “No vale, claro que tengo una oficina, chico; lo que pasa es que la están remodelando desde hace 5 años y tengo que resolverme por ahí. Pero como yo siempre he dicho, al mal tiempo buena cara: no tener oficina me convierte a mí en el verdadero Gobierno de Calle: a veces trabajo desde una acera, desde el Metro o en cualquier panadería por ahí; más de una vez me ha tocado despachar debajo del elevado de Bello Monte, porque estaba lloviendo mucho. Y fíjate tú: trabajar desde cada calle, placita y esquina me ha hecho querer a esta ciudad como nunca. Por eso quiero ser otra vez el representante de esta Alcaldía Imaginaria tan importante. Quiero que la gente deje de decir: ‘¿te acuerdas de Ledezma?’ Yo estoy vivo y trabajando, quizá sea algo que no se vea porque no tengo plata; pero a veces me voy por las calles y me pongo a barrer, boto las bolsas de basura y así. La próxima vez que vean una acera limpia piensen que pude haber sido yo que el que la arregló” exclamó Ledezma, quien también se sentía muy orgulloso por haber aprendido a usar Foursquare en su celular. «Me han dicho incluso que con esta cosa del Foursquare puedo llegar a ser alcalde de los sitios, si me chequeo bastante. ¡Cuídate, Jacqueline!»
Entre las promesas de Ledezma para su reelección se encuentra: conseguir una oficina, ir a BIMA a comprar una silla y un escritorio, instalar una computador (preferiblemente una que tenga letras grandes e internet), contratar una secretaria y encontrar la manera de empezar a poder cobrar los cheques que gira como alcalde, ya que los últimos treinta y dos han sido rebotados. Al escuchar esto, nuestro pasante le dijo que eso es más o menos lo que él hace diariamente, y cobrando un sueldo de mierda; esta confesión hizo que el alcalde Ledezma se parara y le diera un abrazo solidario. La última vez que los vieron, los dos estaban pidiendo plata en la entrada del Metro de Plaza Venezuela. Si usted los ve por ahí, díganle a nuestro pasante que regrese, que tiene que ir a comprarnos café.