Era solo cuestión de tiempo para que Caracas, la ciudad llena de camionetas sin placa, yates sin placa y megazords sin placa, viera circular por sus calles el primer coche sin placa. El vehículo, con ocho niñeras de fuerza, sería propiedad de Mateo Mathías Matthews, un bolibaby de tan solo siete meses de nacido, quien lo estaba estrenando en Altamira, luego de importarlo directamente desde Dubái.