El día de hoy, el miembro de la FAES Jonathan Vásquez, admitió desde las cobijas de su cuarto haber entrado en un episodio depresivo al sentir que su vida no tenía sentido después de meter a todos los diputados de oposición presos en el Helicoide. Ahora el funcionario está buscando ir a terapia para superar este difícil momento.

Vásquez (38) era un funcionario de la FAES común; amaba usar su pasamontaña, jugar softbol y asustar a niños diciendo que un día podía ir a matarlos en la noche sin ningún aviso. Sin embargo, ahora siente un gran vacío en su corazón tras completar su misión de vida. “Yo antes tenía un solo objetivo: buscar a los diputados, torturarlos un rato y luego lanzarlos a la cárcel ¡Era el trabajo de mis sueños desde que era chamito que robaba celulares! A los diputados a veces los tenía que cazar, vigilarlos en sus casas. Tú sabes, lo que hace atractiva a una persecución. Pero un día Guaidó llamó a una marcha donde iban a estar todos y así la vida es un jamón. Los agarré tan fácil que me quedé sin nada qué hacer al día siguiente. Incluso tuve que empezar a perseguir a diputados oficialistas para conseguir oficio. Pasaron, días, semanas, meses y yo solo estaba haciendo alcabalas parando a puro carajito sifrino. Ya no era lo mismo. Me siento vacío, como cuando completas un álbum de Panini. ¿Qué te impulsa después? ¿Qué te motiva a seguir viviendo? ¿A seguir despertando todos los días? ¿A comer? ¿A dormir? A veces hasta me acuesto y pongo las notas de voz de los diputados que me pasaba el SEBIN y abrazo mis ametralladoras para salir de ese hueco”, concretó Vásquez mientras practicaba su nuevo hobby de bordado con unos parches criminales de calaveras.